Campylobacter es parte de la microflora intestinal natural de muchos de los animales que consume los humanos: pollos, pavos, cerdos, ganado y ovejas. Una carcasa de ave contaminada puede transportar entre 100 y 100.000 células de Campylobacter. Dado que solo se necesitan 500 células de Campylobacter para causar infección, los consumidores pueden enfrentar un riesgo significativo.
Hay 17 especies conocidas de Campylobacter, y al menos una docena de especies han sido implicadas en enfermedades humanas. El más conocido es el Campylobacter Jejuni, una varilla gramnegativa sin esporas, reconocida como una de las principales causantes de enfermedades bacterianas transmitidas por los alimentos. Los científicos estiman que más del 80% de las infecciones por Campylobacter son causadas por C. Jejuni.
C. Jejuni y los otros miembros del género Campylobacter crecen en concentraciones de oxígeno inferiores a la atmosférica, típicamente del 3 al 5 por ciento. En consecuencia, son algo frágiles en el ambiente y difíciles de cultivar en el laboratorio.
Las principales fuentes de alimentos relacionadas con las infecciones por C. Jejuni incluyen productos avícolas mal manejados o poco cocidos, leche cruda, quesos elaborados con leche no pasteurizada y agua contaminada. Vale la pena señalar, sin embargo, que C. Jejuni ha sido encontrado ocasionalmente en otros lugares, desde verduras hasta mariscos y agua de estanque. El agua o el hielo contaminados son también una fuente de infección. Algunos casos ocurren tras el contacto con agua contaminada durante actividades recreativas.
Campylobacter es una de las cuatro principales causas mundiales de enfermedad diarreica y está considerada como la causa bacteriana más frecuente de gastroenteritis en el mundo. La carga de enfermedades transmitidas por los alimentos, entre ellas la campilobacteriosis, es considerable: cada año las padecen cerca de 1 de cada 10 personas y son causa de la pérdida de 33 millones de años de vida saludable. Las enfermedades transmitidas por los alimentos pueden ser graves, con 550 millones de casos anuales, entre ellos 220 millones de niños de menos de 5 años de acuerdo a datos publicados por la OMS (Organización Mundial de la Salud). Porcada caso reportado de campilobacteriosis, se proyecta que 30 casos no serán informados.
Los niños menores de 5 años (especialmente menos de 1 año) y los adultos jóvenes entre 15 y 29 años de edad son los huéspedes humanos más comunes de C. Jejuni. La bacteria también tiene un efecto desproporcionadamente grandes en las mujeres embarazadas, no solo enfermando sino causando infección en sus fetos, lo que a veces puede llevar a un aborto espontáneo o a la muerte.
Los países que han adoptado estrategias específicas para reducir la prevalencia de Campylobacter en las aves de corral vivas, se ha observado una reducción similar de los casos humanos.
Campylobacter ha sido responsable de brotes graves en los últimos años. A menudo se relacionan con el consumo de leche no pasteurizada, pero hay otras fuentes que recuerdan los peligros y características de este microorganismo único.
El Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria del Departamento de Agricultura de EE. UU. (FSIS por sus siglas en inglés), el organismo regulador que supervisa los controles del proceso para la manipulación y el control microbiológico de aves de corral y huevos (así como carnes), es la entidad con mayor influencia mundial para controlar Campylobacter. Es importante destacar que el FSIS revisó su programa de prueba para Campylobacter, así como Salmonella, en 2016 y anticipa que los cambios ayudarán a prevenir 50,000 enfermedades por año. Desde ese anuncio, los sistemas regulatorios internacionales han trabajado para armonizar sus marcos.
En colaboración la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) y su Centro Colaborador en la Universidad de Utrecht, la OMS publicó el 2012 el informe titulado The global view of Campylobacteriosis. Ver documento
Recomendaciones de la OMS para quienes manipulan alimentos:
Estos cambios han recordado a los procesadores de alimentos la necesidad de una detección sensible y específica manejada de manera más fácil y efectiva. Aunque los métodos de aislamiento y detección se han desarrollado durante mucho tiempo para muchos alimentos con un historial de contaminación por Campylobacter, los métodos clásicos basados en cultivos (agar, etc.) requieren con frecuencia de 4 a 6 días para obtener resultados y son difíciles de confirmar con precisión, particularmente muestras en la industria avícola, pueden poseer grandes cargas microbianas complejas.
Para facilitar estos cambios, y en los esfuerzos para lograr la mejora continua, los productores de alimentos recurren a tecnologías avanzadas basadas en la ciencia molecular (ADN o ARN) para amplificar y detectar un objetivo genético específico de organismos como Campylobacter que pueden estar en sus muestras, por lo que se puede controlar su presencia y prevalencia. El 3M® Ensayo de Detección Molecular 2- Campylobacter, un kit de prueba que en conjunto con el galardonado 3M® Sistema de Detección Molecular, ayudan a resolver esta necesidad al brindar mayores niveles de velocidad, simplicidad y eficiencia al análisis microbiológico de productos avícolas. Resultados en sólo 24 horas con un método simplificado.